Cuando juntamos espiritualidad y emprendimiento: tenemos un propósito; este matrimonio trae propósito a nuestra vida, no solo a nuestro negocio sino también a nuestra vida. Cuando vivimos fuera de foco, pensamos que el propósito es tener tu empresa en la lista de Forbes o ser la mejor, ser la más exitosa, ser la más parecida a un tiburón, incluso ser odiada un poco porque tú eres tan buena, que incluso rompes a otras personas solo para que ganes. ¿Es ese propósito?
Convertirse en multimillonario podría tener un propósito. Pero, ¿qué servicio o valor estás trayendo al mundo?, entonces la energía del dinero se mueve hacia ti y dice: “oye, aquí estoy. Vamos a trabajar juntos. Hagámoslo».
El propósito no es solo una idea que nos hicimos en nuestra mente sobre una meta que queremos alcanzar, pues todos queremos tener millones en nuestra cuenta bancaria, claro, ¡todos queremos ser abundantes!.
Deseamos tener riqueza, ser prósperos. Pero al mismo tiempo, todos queremos tener paz. Todos queremos ser felices. Todos queremos ser amados. Todos queremos estar sanos. Cuando nuestro único propósito es tener X cantidad de dinero en la cuenta bancaria, nos estamos traicionando a nosotros mismos.
Si el único propósito es tener el negocio más exitoso, nos estamos traicionando a nosotros mismos.
¿Dónde estás en esa ecuación? Y sobre todo, ¿cómo supones que vas a conseguir ese resultado si ni siquiera cuentas contigo mismo?
¿Qué tipo de trato vas a tener con tus clientes?
¿Qué tipo de trato vas a tener con tus colaboradores? ¿Qué tipo de trato vas a tener con las personas que trabajan para ti?
Es fundamental tener esto en cuenta. La primera persona que debería estar parada en sus dos pies eres tú. La primera persona que debería estar en el poder eres tú. La primera persona que debe tener un propósito eres tú, y viene del corazón. Viene del alma. El propósito viene del espíritu.
Cuando tienes algo tan valioso que puedes traer a la gente, no importa si otras cincuenta mil personas están haciendo lo mismo porque habrá una diferenciación contigo.
Y será su energía, ese será tu fuego, esa será la forma en que presentes tu producto, servicio, lo que sea.
Pero primero, para mover esa tremenda cantidad de energía hacia el mundo, necesitas construir ese poder interno. Y ahí es cuando necesitamos abordar nuestra charla mental, nuestro diálogo interno.
¿Qué es lo que realmente creemos acerca de nosotros mismos?
¿Qué es lo que realmente queremos?
¿Cuáles son los mecanismos a los que solemos acudir cuando nos enfrentamos a un problema?
¿Cuáles son los mecanismos habituales a los que acudimos cuando no nos sentimos satisfechos?
Necesitamos trabajar en nosotros mismos, ponernos primero, ser egoístas. ¡Está bien, es genial!.
Si no te cuidas, qué comes, qué consumes, qué programas de televisión ves, qué podcasts escuchas, qué tipo de música escuchas, qué tipo de cosas estás leyendo, ¿de qué estás llenando tu subconsciente?
Mira todos los programas, series de televisión o películas más exitosas. ¡Mira a los más exitosos y date cuenta de la clase de porquería que está consumiendo el mundo entero!. John Lennon dijo: “Vivimos en un mundo donde tenemos que escondernos para hacer el amor, mientras que la violencia se practica a plena luz del día”.
Así que tengamos esto en cuenta. Seamos conscientes de todo lo que consumimos, todo lo que ponemos en nuestra mente, todo lo que ponemos en nuestro cuerpo. ¿Qué estamos consumiendo? ¿Qué estamos poniendo dentro de nosotros mismos? ¿Qué tipo de experiencia nos estamos programando subconscientemente para tener en el futuro?
¿Cuáles son los conceptos, ideas y creencias que tienes sobre los negocios? ¿Y cuál es el propósito de una empresa? ¿Qué es lo que ganas cuando tienes éxito? ¿Por qué quieres tener éxito? ¿Cómo quieres tener éxito? ¿Para quién quieres tener éxito? ¿Y si no lograste el éxito? ¿Entonces qué?
El éxito viene de dentro. Y la gente se sentirá atraída por ti y tu negocio una vez que saques esta increíble energía de tu espíritu para mostrársela al mundo.
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